Coyomeapan es ejemplo de cómo, en nombre de Dios, depredadores de los recursos naturales y caciques se apoyan de la mano con sacerdotes para manipular a la población y dar apertura a la invasión minera.
Al párroco de Santa María Coyomeapan se le olvida que ni Dios todopoderoso ni la morenita del Tepeyac, cumplen antojos y menos enderezan jorobados. Este dicho aplica muy bien para Jesús Téllez Oropeza, sacerdote de este municipio, quien cree tontos y tacha de ignorantes a los indígenas, devaluando la sabiduría del pueblo.
No solo es manipulador, sino amenazante; dice tener un don especial para cuando alguien se le sale del huacal y no se le alinien, pues “aquel que me caiga mal a los quince días le va mal”, les advierte a feligreses.
Así pasa también con el diezmo que tanto ha comenzado a reclamar, porque al igual que los Celestino, también ve en el pueblo de Coyomeapan su minita de oro personal.
Los pobladores se han percatado que ya se le hizo costumbre sacar ventaja de las desgracias y necesidades de las familias con enfermos o difuntos. No practica la oración, pero sí el abuso, cuando con otros sacerdotes que han pasado por Coyomeapan nunca habían abusado de las familias.
Tellez Oropeza ya cayó de la gracia divina y también del pueblo, pues este fin de semana se atrevió incluso a golpear en su discurso al mismo Secretario de Gobernación y llamó a no creer en los medios y reporteros que han publicado temas recientes relacionados con la minería y abogó además por Araceli Celestino, incluso exhortó a dejar de creer en lo que se ha manifestado en las redes sociales en relación a lo que se dice en contra de los Celestino Rosas.
Es evidente que el párroco sirve a Dios y al diablo pues opera para los intereses millonarios de los caciques y no en favor de la paz del pueblo. En sus sermones se ha atrevido a decir que hay que abrir las puertas del pueblo a los extranjeros.
Esto me recuerda el caso de Zoquitlán, cuando el sacerdote de aquellos días fue expulsado por los defensores y habitantes de este municipio por operar en favor de la hidroeléctrica de la Minera Autlán.
Ahora entendemos cuando dice el padre en su sermón: A mí no me fascinan las cantidades enormes de dinero, lo que me fascina es lo que se puede hacer con el dinero.
Y para cerrar esta columna es importante comentar que después de la investigación de minería en Coyomeapan, un sujeto a bordo de un Seat gris descendió de su vehículo el día miércoles por la tarde para fotografiar mi casa y como cereza del pastel este domingo intentaron hackear mi WhatsApp.
Por lo anterior hago responsable a David Celestino Rosas, a Araceli, su hermana, como ahora al sacerdote Jesús Téllez Oropeza de cualquier contexto de violencia que pudiera ocurrir en contra de mi familia y de mi persona.
Y te lo digo Juan para que lo entiendan Celestinos: Ni porque el gobierno federal y estatal fue muy claro en su mensaje dirigido a todos los caciques del estado con la detención de los Vieyra en Tlachichuca.
Tal parece que no entienden David y Araceli Celestino Rosas, que ya no estamos en tiempos de Miguel Barbosa cuando gozaban de absoluta impunidad.
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